3 de septiembre de 2017

¿Quién dice que no se puede tocar el cielo?



El cielo me lo da esos cuatro ojos azules como mares,
cada una de vuestras carcajadas y cada abrazo. 

El cielo me lo da ese Sol que nunca falta a la cita cuando por la mañana levanto la persiana,
y esa Luna que tanto me hace soñar. 

El cielo me lo da ese chocolatito delante del fuego a tierra,
y esas tertulias con los amigos bañadas de tantos recuerdos y tantos nuevos propósitos. 

El cielo me lo dan las montañas, con cada sendero, con cada riachuelo. 

El cielo me lo da esa brisa marina de otoño mientras sentada en la arena escondo los pies en la arena. 

Para tocar el cielo no hace falta subirse a un avión, simplemente disfrutar con lo que haces en cada momento, gastar más tiempo viviendo que soñando, no dejando que los demás vivan tu vida por ti y, estar a tu lado.

Si tú me acercas el cielo, yo salto... y sinó traigo yo mi escalera, con la que subiremos peldaño a peldaño hasta tocar, juntos, el universo. ¿Vamos?





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